Control de calidad en El Comercio

Hay quienes dicen que en la censura y despido Martha Meier de El Comercio, hay puros principios y disciplina periodística, encarnados en el director Fernando Berckemeyer, que está sometiendo al diario madrina de la gran concentración a un control de calidad estricto, como los mejores medio del mundo, no permitiendo que se filtren cosas como que el multimillonario Soros es un narcopromotor o que los jueces cajamarquinos “podían” ser influidos por la gran empresa minera.

Berckemeyer nada tiene que ver pues con los intereses mineros en juego, como que dejó el estudio de abogados de su tío José Antonio Olaechea Álvarez Calderón hace cuatro años para dedicarse al periodismo, y que el estudio familiar en realidad nunca se ocupó del caso Yanacocha, por lo que no cabe la posibilidad de un conflicto de interés, en las últimas decisiones. Bueno, eso es lo que se ha escrito para explicar por qué en este caso específico no se aplican las reglas de la libertad de expresión.

Pero alto ahí. La familia Olaechea era propietaria desde hace varias generaciones de Minera Colquijirca en Cerro de Pasco, posteriormente fusionada con El Brocal, de propiedad de Minera Buenaventura, poderoso socio de Yanacocha, y el tío José Antonio, el del Estudio de Abogados, ha resultado siendo director de El Brocal, o sea conectado directamente a los negocios de la familia Benavides, y su esposa Cecilia Prado García Miró miembro de la familia periodística. De acuerdo con esto, el sobrino Fernando está en la línea de sucesión hereditaria de ambos negocios.

Entonces, la pregunta que entra inmediatamente es si tanta atención al viejo Soros, que tal vez ni esté enterado que en el Perú despiden columnistas de diarios que le dicen feas cosas, o tan abstracto concepto de “respetabilidad” judicial, no son sino una manera de encubrir los intereses materiales que defiende, más allá de cualquier controversia ideológica. Berckemeyer se ha dado el papel de asegurar que prensa concentrada y gran inversión vayan de la mano, y el disparo de Meier parece que fue interpretado como una desestabilización de sus proyectos.

Comprendo que Raúl Tola, Álvarez Rodrich y Rosa María Palacios, tengan todavía sangre en el ojo después de sus enfrentamientos con Martha Meier. Y que sientan que el despido abrupto y contundente es una suerte de reivindicación por los malos ratos del pasado. Pero lo que no tiene sentido es comprarse la coartada de Berckemeyer que ha sido una señal crucial para que el diario se alinee nuevamente en el conflicto cajamarquino. De Yanacocha precisamente se decía que estuvo metida en la campaña para evitar el triunfo de Humala, en sociedad con el gobierno, en tiempos en que Martha era vista como la cabeza del conglomerado de prensa.

¡Cuánto habrá cambiado la situación, para que ahora a la Meier la echen para darle la razón al gigante del oro! Pero las cosas han sido así. Y a los periodistas nos toca informarlas.

17.02.15

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