domingo, septiembre 28, 2014

Corrupción y poder

Mi padre que yo sabía que era un hombre atento a los detalles, me llevó una vez a caminar por el malecón de la playa de San Bartolo y se detuvo frente a una casona elegante que ocupaba en el largo de su frontis casi media cuadra:

-       Es la casa de Odría, me dijo, se la regalaron sus amigos.

Otra vez fue en Ancón y ahí mi padre me mostró otra casa del general, que también era un presente de buenos amigos. Me dijo que en Lima había otras, y en Tarma yen el exterior.

-       Para  que quería tantas casas el dictador, pregunté.

-       Dice que no podía desairarlos. Y el asunto no sólo era de inmuebles, sino de vehículos, mobiliario, viajes de la familia al exterior, etc.

Fue mi primera lección sobre el terreno, de lo que era corrupción. Y mi primera sorpresa acerca de la reacción de la gente, que respondía al mensaje de hechos y no palabras, que quería decir colegios, hospitales, pistas, carreteras, y no me pregunten más. Odría  gobernó ocho años y tuvo apoyo entre los muy pobres basado en los repartos de alimentos que hacía su mujer.

El país básicamente toleraba los regalos inmobiliarios y otros, así como  medía las bondades del poder por las obras realizadas en un época de abundancia de dinero, sin preguntarse si al contratarlas y ejecutarlas, corría dinero por lo bajo. Este fue un ciclo de corrupción autoritaria que se cerró por la presión democrática. Odría dejó el poder sin responder por nada y volvió a presentarse en 1962, en la elección presidencial en base a un acuerdo con sus antiguos enemigos del APRA.

Ciclo de menor corrupción


Poco antes que los militares desalojaron a Prado de Palacio, y evitar que Odría se llevara la presidencia, El Comercio publicó un aviso propio a página entera, en el formato que dura hasta ahora. El aviso era una página totalmente en blanco, con un título que decía “La obra de seis años del señor presidente”. Quería decir que al hombre del tarro, le imputaban lo contrario que al general golpista: no tenía necesidad de robar porque era super-rico como efecto de la herencia de su familia que si era bastante discutible pero venía de un siglo atrás, pero no era un dechado de obras, tal vez porque el contexto era otro, lo que no impedía que la gran familia de la prensa lo marcara casi como “vago” e “inepto”.

Belaúnde ganó la elección de 1963, y a pesar de algunos escándalos de su gobierno (contrabando), el presidente no fue tocado por ninguna denuncia. Los más irónicos lo dibujaban en una nube, como si no pudiera ver lo que pasaba en tierra. En 1968, Belaúnde fue derrocado pero no hubieron procesos en su contra  aunque sí contra algunos de sus funcionarios como PPK que huyó del país. Tampoco a Velasco y lo generales revolucionarios los marcaron por hechos corruptos significativos, aunque despistados como Aldo M y Martha M andan buscando imputarles la condición de ladrones uniformados, para balancear con las acusaciones en contra de Fujimori. En fin, tanto Prado (que ya era rico), Belaúnde que era un típico profesional de clase media, Velasco que vivía en San Borja y Morales que tenía una casona que era de la familia,  no aparecen como personas que dieran algún salto desde lo que eran antes, al ejercicio del poder.

Hasta Belaúnde y Haya de la Torre, los políticos de primera línea, habrían saltado hasta el techo si una encuesta decía que le gente pensaba que eran ladrones que traían beneficios. Haya nunca quiso tener propiedades y bienes propios. Los presidentes de cinco gobiernos sucesivos, enfrentados entre si, llegaron al poder por elecciones o golpes de Estado, pero se quedaron en sus casas de origen.  Nunca a nadie se le ocurrió regalarles casas o departamentos, y es bien difícil pensar que en esos años convulsos y definitorios quisiesen sacarle una tajada a las obras públicas.

Es en el 85, que gana Alan García, encarnando al muchacho de clase media baja, barranquino, estudiante de colegio fiscal, que aún antes de juramentar ya había cambiado de carro (una camioneta Volvo 4x4) y de vivienda (desde un departamento en edificio de la avenida Pardo en Miraflores, a la casa de Chacarilla del Estanque, de la que huyó por los techos durante el autogolpe de 1992).

Los empresarios amigos decían que “había que ayudar al muchacho” para que se dedicara a gobernar el país. También de Venezuela su compadre Carlos Andrés que había contribuido con la campaña, le enseñó que nadie pasa por el poder sin juntar el dinero para regresar. Así García inauguró otro ciclo de corrupción que se hizo endémico bajo Fujimori y que pareció que sería cortado con la apertura democrática y anticorrupción el año 2000.

Ya se sabe que estamos llegando al final de un ciclo de ilusiones de cambio que fueron asesinadas sistemáticamente por Toledo, García y Humala. La fuerza que tiene en estos días la fórmula roba pero hace obra, resume el cambio de ánimo de la gente engañada por los políticos. Es como decir ya sabemos que usted es un ladrón, pero por lo menos nos puede servir para algunas obras y para darle marcha atrás a reformas que tocan intereses creados.

Año 2014


Lo más parecido a las elecciones municipales de este año, son las presidenciales del año 2000, con un candidato super-favorito y opositores dispersos y minimizados, en un contexto de apatía y despolitización, y con un voto popular consciente de que el favorito estaba involucrado en una megacorrupción. Desde comienzos de este año, las encuestas dicen que Castañeda lleva cuarenta o cincuenta puntos de ventaja sobre Susana Villarán. Y nada ha hecho variar esta relación. Esta semana los candidatos debatieron bajo el auspicio del diario El Comercio y la sintonía era de menos de 0.5%.

O sea a nadie le interesa lo que tienen qué decir los candidatos y menos se hace la pregunta de las obras que se dicen que vuelven: cuáles son, en qué beneficiarán a la gente. La elección que se proyecta para el 5 de octubre, podría marcar un cambio en la situación nacional por la conciencia que está madurando sobre la relación entre corrupción y poder. Las implicancias podrían ser muy graves.

28.09.14

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Y muy graves, muchos no nos sentimos representados por esta mafia politica-empresarial, muchos estamos en contra de este modelo abusivo, muchos sentimos asco y repudio por la corrupción neoliberal, la marmita de la ira ciudadana esta a punto de explotar, la injusta pita derechista esta por romperse, no sigan hinchando las pelotas, cuidado.

Anónimo dijo...

DOMINGO 28 DE SEPTIEMBRE DEL 2014 | 06:00

"El electarado", por Aldo Mariátegui

El “electarado” se ubica en todos lados de nuestra sociedad: En Cajamarca, en San Isidro, en Surco, en Áncash

Horripilante la encuesta de Datum que sale hoy, pues, por lo visto,Gregorio Santos ganaría de lejos en Cajamarca. ¿Por qué la tan recesada Cajamarca podría reelegir así a un administrador inepto,preso por corrupto y que se opuso a que se desarrollara su mayor riqueza con ese mito estúpido de unas muertas piscinitas de agua metalizada?

Pero yendo al otro lado del espectro, San Isidro tampoco votaría mucho mejor, pues allí, según Datum, parece que van a premiar con su voto al PPC, que ha sido una calamidad administrando el distrito en la presente gestión, teniendo varios candidatos alternos para escoger: Meier, Osterling, León, Kleinberg, Barúa.

Y en San Isidro ganó el No a la revocación, a pesar de que Villaránestaba aliada con los rojos antimineros, los que finalmente nos han llevado a este estancamiento económico al no haber disminuido la producción de oro y cobre y así no haberse compensado la caída en precios. ¡Ni por el cinismo de sus bolsillos saben votar en San Isidro! Por eso apoyaron que Lourdes se haya unido a Villarán en aquella ocasión.

Es que el “electarado” se ubica en todos lados de nuestra sociedad. Si no, ¿por qué Moquegua es la región que más ha progresado en estos últimos años y ahora está por elegir a Zenón Cuevas, el ultra que encabezó el ‘moqueguazo’? ¿Y por qué en el próspero Surco puede ser reelecto Roberto Gómez Baca, un alcalde opaco que solo se hizo conocido por hacer un cursi homenaje callejero a su pareja Mariella Zanetti, y que está metido en el affaire López Meneses? ¿O por qué un montesinista como Waldo Ríos puntea en Áncash? ¿O cómo Villarán podría quedar segunda con esa gestión paupérrima?

“Such is life in the tropics” (“Así es la vida en los trópicos”), como dicen, cachacientos, los anglos cuando no entienden a los latinos.

En Lima, con el programa de TV, he salido a las calles con casi todos los candidatos relevantes a la alcaldía limeña, y con ninguno he visto mínimamente el conmovedor fervor con que la gente humilde se acerca en los otrora conos a Castañeda. ¡Es como una estrella de rock allí! Estos polémicos populistas de derecha –castañedismo, fujimorismo, neokourismo chalaco– son en cierta medida el mejor antibiótico contra la bacteria de la izquierda en C/D/E.

Por eso me imagino que los rojos y caviares limeños los odiarán tanto, más que por la deshonestidad, como siempre aducen (que los rojos tampoco son angelitos: ¿algún día veremos a la izquierda, los tuiteritos, las ONG, Mónica Sánchez y Jacinto Díaz haciendo alguna marchita de las suyas contra Toledo y Ecoteva, el escándalo de la Caja Municipal villaranista, la corrupción de Gregorio Santos, el toledista León, el oficialismo y el affaire López Meneses?)

P.D.: Luego vi estas dos direcciones y me deprimí más, al margen de los fronterizos que comentan allí. ¡Regalándolo!

Anónimo dijo...

Saludos desde Bruselas

¿Cómo sigues, Raúl? Busque, admito superficialmente, en Diario UNO. No encontré nada.

Déjanos sabes,

Un abrazo fraternal de uno de tus más fieles lectores,
CJ

Héctor Mejía dijo...

Don Raúl retrata muy bien la degradación moral de los políticos peruanos en los últimos años, empezando por Alan y su padrino, el único presidente venezolano preso por corrupto.
Con respecto a estas elecciones pienso que mas se parecen a las del 2006, cuando Castañeda ganó por mucho a una serie de pitufos como Lay, el sheriff, Gino Costa, que creian que tenian la clave para derrotar al mudo mafioso y se fueron de cara.
Por último, que el representante máximo de la DBA crea que los que no comparten sus ideas fachas y por ende no votan por los candidatos que él cree son los mejores (como la Osterling, la que quiere desaparecer el Colegio Alfonso Ugarte por ser de cholos) habla de su escasa tolerancia democrática y su falso liberalismo, que encubre su verdadero neogamonalismo.