domingo, agosto 11, 2013

¿Por qué no hay aún juicio sobre los petroaudios?

Después de Kenji y Laura Bozzo, el siguiente invitado de Beto Ortiz tenía que ser necesariamente Rómulo León. En el plan de reconciliar al país con sus personajes más controvertidos, no podía faltar el “rata” (chapa que le puso su amigo Alan García) , el que recorría ministerios e instituciones públicas a nombre de empresarios piratas ofreciendo regalos (joyas para ministras, relojes para ministros) y fondos para campañas electorales para la presidencia para Jorge del Castillo.

No tengo idea de lo que habrá dicho el íntimo de Bieto Químper ante las cámaras porque soy incapaz de prestarme al juego encubridor de los nuevos dueños de Frecuencia Latina, pero la oportunidad me ha llevado a la pregunta que tiene cinco años de espera: ¿por qué no empieza el juicio sobre los petroaudios? Liberado por exceso de carcelería Rómulo camina hoy sin restricciones a la espera que se cumpla el tiempo necesario para que los delitos de los que se le acusan prescriban, mientras don Bieto fue a parar tras las rejas por burlar su arresto domiciliario, pero ahora anda nuevamente suelto en las calles. Hace poco se reportó que en una cola de un banco la gente le gritó corrupto, pero el siguió sin hacer caso a la bulla. 

Canaán por cierto sigue haciendo negocios sucios en República Dominicana y otros países del mundo, y sólo regresó al Perú para una declaración ante el juez y luego partió protegido por las autoridades. Jamás será sancionado como el agente de corrupción que fue por varios años. Los directivos de Discovery Petroleum que ganaron una licitación de lotes petroleros y gasíferos amañada tampoco están bajo el celo de la justicia. Finalmente, Jorge del Castillo, Alan García y otros resultaron protegidos por los policías que hicieron la incautación de los materiales en poder de los integrantes de la empresa que había hecho los chuponeos. Actuaron como lo hizo Fujimori, secuestrando el material que pudiera comprometerlos saltando las instancias con una supuesta investigación especial encargada a sus amigos dentro de la Policía, el general Hidalgo que llegaría a ser director institucional y luego ministro del Interior, y el coronel Carlos Morán que llegó a general antes de tiempo y ahora está en carrera para tomar el mando policial nacional.

Y a todo esto, ¿cómo fue que el caso BTR, es decir los marinos chuponeadores que  detectaron las movidas Rómulo y Bieto y los lazos con autoridades gubernamentales como Del Castillo, Garrido Lecca, Saba, Gutiérrez y otros, no sólo ya llegó a su término y los que estuvieron implicados cumplieron su condena en prisión de alta seguridad, mientras que la denuncia por corrupción y tráfico de influencias que se desprendía de las conversaciones grabadas y de numerosos hechos comprobados sigue durmiendo el sueño de los justos?

Será que en el Perú los peligrosos son solamente los que espían a los corruptos y no los corrutos mismos.  

11.08.13

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