domingo, agosto 25, 2013

La guerra de las palabras

Alguien me reprocha que use el término “guerra interna”. Fue “terrorismo” me dice. Y que negar que haya sido así significa desorientar a las nuevas generaciones sobre el “actuar genocida” de las organizaciones que se alzaron en armas en las décadas de los 80 y 90. Todo esto a propósito de mi comentario sobre los diez años del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), a la que también le han enrostrado el empleo de expresiones como “partido político”, “conflicto interno” y otras que supuestamente velarían la verdad del “terrorismo”.

El terrorismo en su definición más simple es el ejercicio sistemático de elementos de violencia para infundir terror, es decir para mantener al enemigo bajo el miedo y presionar a la sociedad civil bajo una permanente inseguridad. Que de eso hubo en abundancia desde que Sendero Luminoso inició su acción armada, nadie podría discutirlo, pero eso no significa que ese terrorismo subversivo y otras formas de lucha de las que se valieron en esos años, no formaran parte de una guerra brutal que sacudió al país.

Si Sendero solamente hubiera sido un pone bombas, con el sólo propósito de mantenernos aterrados (terrorismo por el terrorismo), no se explicarían un montón de cosas como el dominio de territorios, la construcción incipiente de elementos de Estado, su obsesión por los medios de propaganda, etc. Que en todo, los senderistas actuaran en forma sectaria y bárbaramente autoritaria, no cambia que lo que trataban era de conquistar masas y territorio para enfrentar al Estado. Y, por eso, la respuesta del poder fue también sumamente violenta y muchas veces incluyó acciones que buscaban aterrorizar a la población para que no apoye a los “terrucos”, que representaron graves violaciones de derechos humanos 

Es verdad que la palabra “terrorismo” está introducida en el lenguaje actual para describir múltiples fenómenos de violencia y también para enfrentar el debate ideológico. Por ejemplo Wiener es un pro-terrorista porque habla de “guerra interna” y no de terrorismo; la CVR quiso presentar a Sendero como partido político cuando se trataba de terroristas. Así, a lo que se está apelando es a la carga emocional de la palabra y a su valor propagandístico, colocándolas como barreras a la discusión racional, y bloqueando toda reflexión sobre las causas de la violencia y la naturaleza de los actores.

El PCP-SL, siempre fue un partido político, con un estructura, una dirección, una ideología y una estrategia, que nos pueden parecer totalmente repudiables, pero hay muchos partidos también condenables por corruptos y tener las manos con sangre, pero lo son, aunque parezcan bandas. Un partido que se va a la guerra y usa el terror, debe ser estudiado como tal. Es lo que hizo la policía y por eso logró vencerlos. No se dejó cegar por su propia propaganda.  

25.08.13


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