sábado, agosto 17, 2013

El derecho a discrepar

Sobre este RT de @cxcperu, ciudadanos por el cambio está de acuerdo con este señor Wiener en que la discrepancia se resuelve insultando.
23.08.13
Álvarez Rodrich @alvarezrodrich

El mensaje de twitter que transcribo me ha preocupado doblemente: primero, porque si Augusto Álvarez se ha ofendido o quiere discrepar conmigo por un artículo que salió en el diario, tiene abierto un abanico de posibilidades para responderme (un diario, la radio o la TV, o más modestamente contestarme en la web de La Primera o en mi blog, y finalmente en la propia lista de CxC), que es lo democrático, pero en vez de ello se enoja con los que reproducen mi nota y los emplaza a decir si están o no de acuerdo conmigo.  Querrá decir que el buen Augusto piensa que el medio tiene que “estar de acuerdo” con lo que se publica firmado. No se entenderían de esa manera las muchas diferencias en las páginas de opinión de La República.

Segundo, porque no encuentro el “insulto” que he proferido contra Augusto Álvarez Rodrich, en un artículo en el que recurro a la memoria de los años 60 para reflexionar como se arrinconó y neutralizó las promesas de cambio de Belaúnde con el tema de que los empresarios no le tenían confianza, que es lo que los principales medios de derecha vienen haciendo actualmente abusando de la paciencia al equiparar la desconfianza e incredulidad ciudadana ante un presidente que ha faltado a sus promesas con sus electores y que permite que lo traten como un muñeco de los grandes intereses, con el índice de confiabilidad de los inversionistas afectado por un contexto internacional desfavorable, cifras de retracción económica, clima social agitado y aguda inestabilidad política, para los que se pide un “shock de confianza” entendido como nuevas sacadas de vuelta a los reglamentos ambientales, derechos comunales y obligaciones de cuidar el patrimonio cultural, menores impuestos y mayor flexibilidad laboral. Es decir se quiere ganar una reforma estructural con una encuesta dirigida al sector social dominante para que el gobierno se someta aún más a él.

Pues bien, AAR está en esa campaña, lo que no niega que en otros puntos defienda causas justas y que haya criticado directamente el lenguaje coprolálico de la DBA. Entonces, la pregunta que me hice es: cómo explica que sea tan urgente ceder a la confianza empresarial ahora, si hace poco más de dos años estuvo en el voto por el candidato que más aterraba al capital y contra la que lo llenaba de confianza. ¿Votó por la desconfianza?, ¿creyó que habían valores más altos que cuidar que los intereses de un puñado de bancos y mineras? ¿imaginó que OHT sería lo que hoy es, fácilmente manipulable? En ese punto recordé que trabajó en el gobierno de Fujimori en el tema de las privatizaciones. No es un insulto. Solo que ayuda a comprender su actual posición.

17.08.13

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