viernes, junio 21, 2013

Izquierda y Humala

La famosa fórmula de Ollanta con la que aseguraba no ser ni de izquierda ni de derecha sino de abajo, podía ser tomada amistosamente como una manera de no ideologizar su propuesta y sin embargo dejar sentado su compromiso con los pobres y postergados, lo que sin duda lo vinculaba a un espacio hacia la izquierda del escenario político aunque sin pertenencia a las tradiciones partidarias izquierdistas.

Ya en el poder, Ollanta redefinió su propuesta en el sentido de que nunca fue ni de izquierda ni de derecha, sino pragmático, que en buena cuenta quería decir que hacía alianzas con la izquierda organizada cuando le convenía (como para las elecciones), y con la derecha para mantenerse en el poder. Esta ha sido una lección áspera en los partidos que pactaron con el comandante para ayudarlo a llegar al poder y que fueron dejados de lado un vez conseguido el objetivo.

Actualmente, sin embargo, enfrentado con la izquierda en puntos como Conga, las leyes de represión de las protestas, la norma sobre servidores públicos, las crecientes concesiones en materia energética, etc., el gobierno de Humala no termina de pasarse íntegramente a la derecha a pesar de la presión de su voceros que le dicen que ya es la hora de las definiciones. En los tres últimos meses algunos medios de derecha han sido insólitamente duros con el presidente como si se tratara de alguien que está tramando algún plan contra ellos y que tiene además la fuerza para ejecutarlo.

Por supuesto que saben que no es así, pero lo que si es verdad es que no le tienen confianza y que en la hora en que esté en juego la continuidad o recambio en el poder van a crecer las diferencias. Si se observa bien, la pareja presidencial está calculando que en la siguiente batalla electoral no van a tener ningún futuro en una zona donde el fujimorismo, el APRA de García, el PPC, el castañedismo y otros vienen a ser la misma cosa.

Todo el juego hacia el 2016 consistiría, en la lógica señalada, en no irse tan al extremo que se pierda el electorado del cambio que quedaría suelto para quién pueda llevárselo, pero sin provocar un enfrentamiento frontal con los medios y los empresarios que ha sido la pauta invariable de los dos últimos años. En otras palabras conformar desde ahora un “mal menor” ante la vieja política derechista sin enfrentarse realmente con ella.

Los partidos que el día de hoy van a proclamar un frente amplio y que están haciendo renacer antiguas ilusiones, tienen que armar una estrategia política que, más allá de la proclama unitaria, los ubique con un perfil propio en la juego de acercamientos y contradicciones entre Humala y las variantes de la derecha. Esto, para llegar a representar una alternativa para el país.   

21.06.13

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