¿Qué se puede
decir de las últimas encuestas?
Tal vez lo
primero que sorprenda sean las diferencias: Datum ha encontrado indicadores
suficientes como para hablar de un virtual empate técnico, que a un mes de la
consulta de revocatoria, significaría que el resultado más probable sería el de
una victoria del No sobre el Sí, debido a que el primero va en ascenso y el
segundo retrocede de manera consistente.
CPI e Ipsos Apoyo
mantienen en cambio distancias todavía importantes a favor del Sí, pero que
siguen la misma ruta de un Sí hacia abajo y un No hacia arriba que indicaría
que la final va a ser apretada y que el No puede ganar, pero todavía no está
asegurado. La diferencia entre las dos miradas podría responder a los problemas
de confusión que existen en el electorado respecto al procedimiento de
votación, que ahora se hacen más evidentes al empezar a hacerse simulaciones
con cédulas de sufragio.
Es verdad que
existe una marcada desconfianza en muchos sectores sobre las encuestas, basada
en el hecho que lo que se suele marcar como opinión mayoritaria durante la
mayor parte de las campañas electorales, curiosamente empieza a variar
dramáticamente en las semanas finales previas a la votación. Eso se explica con
el argumento de que la gente recién toma sus decisiones en los últimos tramos,
pero ello no evita que se estén trajinando posibles ganadores con tremenda
anticipación (actualmente hay candidatas a la presidencia el 2016 que ya se
están despuntando) y que se pregunte con cierta sinvergüencería si el que
responde no va a variar su voto, y luego lo varía.
Pero aún cuando
hay un alto grado de manipulación en el manejo de las encuestas que se hacen a
distancia de las elecciones, como aquellas que están dando como ganador de unas
municipales que probablemente nunca se realicen a Luis Castañeda, y que para lo
que sirven es para crear una cierta inercia de ganador a favor del que va
adelante, lo que no se puede negar es que la presencia de las encuestadoras
como la de los medios es un dato real de la lucha política.
Hasta aquí por
ejemplo hemos tenido que movernos con un escenario en el que la revocatoria con
todas las pellejerías de sus responsables, la presencia oculta de los políticos
de la DBA, las estridencias de la prensa de campaña, tenía una amplia ventaja
que se repetía mes a mes y que alimentaba la autoconfianza de Marco Tulio que
decía que Susana se estaba revocando sola, es decir que lo de ellos era
cosechar sin sembrar. Ahora, la confusión de voces que se ve en el Sí y el optimismo
que se respira en el No, reflejan el cambio de tendencia. Más allá de la
discusión sobre los números exactos, la situación ya cambió.
19.02.12
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