martes, marzo 06, 2012

La victoria del mercado

La frase “la aparición del terrorismo en el Perú tiene que ver con las frustraciones respecto al docenio militar”, ha hecho que la ministra de Educación tenga que explicar a un entrevistador que dentro de su ámbito de control no está intervenir en los contenidos de los libros que se piden en los colegios privados. Así como el ministerio no puede decir nada sobre los precios de los libros y los útiles escolares, y el único agente del Estado que puede actuar es Indecopi, siempre y cuando detecte violaciones a la libre competencia, tampoco hay nadie que pueda pedir un retiro policial de estas publicaciones, cuando lo que se debería hacer es no comprar un producto que no sea satisfactorio.

Los periodistas que se han arañado por la ley Delgado han llegado a afirmar que si los colegios reciben donaciones y “comisiones” de las editoriales, eso también es parte del mercado y no hay que sorprenderse. Y si los papás no están de acuerdo que se busquen otro Colegio y se acabó el problema. Lo mismo han declarado sobre la prohibición de imprimir libros de un solo uso. En resumen el parámetro para la educación privada es el del puñado de escuelas de alto costo en las que sus dueños se jactan de poner la ley.

Pero ahora el problema es que a varios de los defensores del mercado no les gustan algunos contenidos referidos al período de guerra interna y están acusando a editoriales del tamaño de Santillana y Bruño, de poco menos que adoctrinamiento. Y ahí viene el grito: haga algo ministra, nuestros hijos están en peligro. Un analista que comenta la frase de arriba, apunta: lo que debería decir el texto es que el terrorismo se engendró por las “ideas comunistas y marxistas”, que más o menos se dirige a decir que si hay gente por ahí con el virus comunista o el virus marxista, seguro que estará pensando en donde poner un coche bomba.

No he revisado los libros de Bruño y Santillana y desconozco como se tratan hechos históricos como el gobierno de Velasco; el golpe de Estado de Fujimori y el programa de ajuste y privatizaciones; los casos de violaciones graves de derechos humanos; los gobiernos de García. Todos estos son asuntos de controversia sobre los cuales existen diferentes posiciones. Y se puede salir del tema de la historia y entrar en educación cívica, filosofía, economía, religión, etc., y es seguro que habrá fuertes matices.

El hecho es que estos libros reflejan un país con una transición democrática incompleta, con una economía sometida a dictados del exterior a través de la tecnoburocracia, con una larga distancia de todo lo que pudiera llevar a construir un clima de paz y reconciliación para superar el pasado. Ahí estamos. No tenemos una mirada común sobre nuestro pasado inmediato y peor aún creemos que detrás de la diferencia de interpretación se agazapa un enemigo que está preparando la siguiente guerra. El mismo concepto de que la violencia que comienza en 1980 “tiene que ver” con la forma como un gobierno progresista y reformista se transformó en la dictadura represiva y antinacional, no es más que un dato de la realidad. La izquierdización del electorado también se relaciona con el mismo origen.

En vez de espantarse con las ideas y desertar del mercado, habría que profundizar esta discusión, sin alentar fantasmas.

06.03.12
www.rwiener.blogspot.com

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