viernes, enero 06, 2012

Las reglas y los experimentos

El Perú, señoras y señores congresistas, no está para experimentos ni globos de ensayo que en otras épocas nos hicieron sucumbir en el atraso, en el desconcierto y en la descomposición de la sociedad".
Oscar Valdés
Discurso ante el Congreso 05-01-12

Juan Velasco no era ni comunista ni capitalista sino del pueblo, que era la forma de entonces de decir que no era ni de izquierda ni de derecha sino de abajo, pero era un nacionalista sincero, que se enfrentó a los poderes que habían hecho del Perú un juego de islas extractivas en diversos puntos del país, con una sociedad rural ancha y ajena en la que reinaban los señores con ley propia, y algunas ciudades burocráticas y comerciales donde vivían las clases medias y altas que eran la base política del poder, y crecían los cordones de pobreza en la medida que aumentaban las migraciones.

Velasco efectivamente hizo un experimento orientado a lograr un país más dueño de sus riquezas, un Estado que equilibrara una sociedad marcada por profundas desigualdades, y un orden social y político en el que se transfería poder a los que estaban excluidos de las grandes decisiones. Sólo una vez en nuestra historia se ensayó a favor de las mayorías y del interés nacional, y obviamente esto desató resentimientos y deseos de venganza de todos los que fueron afectados en ese período. Ollanta Humala tenía un retrato de Velasco en el centro de la sala de reuniones del local central de su partido y se presentaba a sí mismo como un heredero de la tradición militar del general que nacionalizó los campos de la Brea y Pariñas, impulsó la reforma agraria e inventó la comunidad laboral.

La otra tradición era la de los militares que le cuidan sus negocios a los poderosos y reprimen al pueblo; que defienden las reglas por la reglas mismas, a pesar de que sobre ellas se hayan construido las peores injusticias y se haya institucionalizado la corrupción. Ollanta también fue un experimento, desde el día en que rompió la regla de subordinación que existe en el Ejército y de la que se valió Fujimori para comprometer a la institución con la dictadura, sus robos y sus crímenes, para proclamar la necesidad de un país y un Ejército diferente. Y lo volvió a ser como candidato contra el neoliberalismo y el continuismo en el 2006; y aún como moderado y concertador en el 2011, que suponía de cualquier modo un intento por tratar de ampliar la base política del sistema que permaneció cerrado veinte años para la izquierda y las representaciones populares.

Valdés, en cambio, acaba de confirmar que es el premier de otro proyecto, que postula no experimentar como en otras “épocas nefastas” y que ofrece profesionalidad, capacidad y experiencia, en medio de aplausos de la CONFIEP y de descorazonamiento de las bases nacionalistas y los electores de Ollanta. Cuando de su boca sale que cumpliremos la Hoja de Ruta, como si este fuera un programa o un derrotero, cuando son meras garantías de lo que no puede hacerse, se entiende el papel del actual primer ministro que es el de encargarse de representar a Ollanta en la ruptura con sus más íntimas convicciones.

Ya no hay vuelta que darle, así como no es posible una salida a la crisis de Conga con Valdés a la cabeza del gobierno, tampoco hay forma de que Ollanta recupere sus vínculos con el movimiento social con un gabinete contra los experimentos sociales y económicos, y que se somete a las peores reglas que Ollanta venía a cambiar.

06.01.12
www.rwiener.blogspot.com

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