jueves, febrero 10, 2011

El caso Kuczynski versus Dammert

Las expresiones vertidas por el querellado se realizaron en función a un análisis crítico que éste efectuó respecto a la labor pública que ejercía el querellante Kuczynski Godard (…) por tanto se puede advertir que en el presente caso, no ha existido un animus de difamar al querellante como ciudadano, sino que el cuestionamiento ha recaído respecto a la función que desempeñaba dentro del aparato estatal lo que no puede ser restringido de modo alguno (…)
Sala Penal Transitoria
Corte Suprema de Justicia

PPK anda vendiendo por todo el país la imagen de gringo viejo, bueno, reilón y despistado, que quiere hacerse de la presidencia de la república después de haber hecho una considerable fortuna personal, para ayudar a que los peruanos que menos tienen también reciban algo para ellos.

Pero Pedro Pablo, también puede ser un tipo agrio y vengativo que intenta meter en la cárcel y dañar económicamente a quienes han observado su extraña capacidad para alternar roles públicos y privados, en los que en el primer nivel impulsa normas y decisiones que tiene que ver con los intereses con los que se encuentra asociado en el segundo nivel.

La querella contra Manuel Dammert, estudioso de los contratos del gas y la privatización de puertos y aeropuertos, que Kuczynski puso en marcha en el año 2009, buscaba silenciar a un tipo molestoso bajo el supuesto de que eliminando al investigador desaparecía la materia de la investigación.

Es un asunto que me concierne directamente porque en los casi cuatro años que llevo al frente de la unidad de investigación de LA PRIMERA he coleccionado 6 juicios por supuesta difamación y más de una docena de amenazas de llevarme ante los tribunales.

Antes, por el trabajo de mis libros y por artículos circulados en Internet fui igualmente querellado.

Y el patrón de estas acciones judiciales en mi contra ha sido el mismo: tipos con poder político y económico, representados por poderosos estudios de abogados, pidiendo carcelería e indemnizaciones, para limpiar un supuesto honor, que en ellos vale más que en los demás, cuando en el fondo lo que quieren es que no se les pueda poner en evidencia.

Por eso es tan importante la sentencia de la Sala Penal Transitoria que manda al archivo la denuncia de PPK contra Manuel Dammert.

No existía en el querellado intención de mancillar el honor personal del querellante, pues la actuación de este último como alto funcionario justificaba el hecho que se formulen críticas a su gestión…”

Una lección de derecho a los juzgadores que se han tendido a convertir en obstáculos a la trasparencia pública y al debate de ideas. Ahí donde PPK y cualquier otro tienen la misma libertad que Dammert, Wiener y otros de presentar evidencia para desmentir las investigaciones acusatorias, y para opinar en sentido opuesto, no cabe querella alguna.

Cómo dice la Corte Suprema, los que influyen en decisiones públicas se han expuesto voluntariamente al escrutinio de la prensa y a la investigación de sus actos. Y no pueden valerse del mismo poder que les ha sido conferido para silenciar a sus críticos.

Por fin la Justicia dice su palabra contra el abuso de las querellas por difamación.

09.02.11

http://www.rwiener.blogspot.com/

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