martes, febrero 01, 2011

Estrategias electorales

¿Ustedes creen que lo que está en juego en esta elección es saber si Castañeda o Keiko pasan a segunda vuelta, para confrontarse con Toledo, y como espera cada uno de ellos. derrotar al rival que le toque? Muchos de nuestros más reputados analistas están tratando de convencernos que hasta aquí llegan los dilemas.

Por tanto, algo está claro: el candidato que casi gana la elección anterior y al que García le tenía pensado un golpe de Estado si triunfaba el 2011, se ha caído del 47 al 12%, y ya no es tomado en cuenta en el choque de estrategias. Obviamente tampoco PPK llegará muy lejos y el APRA y el PPC tendrán que pelear para pasar la valla. Pero esos son otros temas.

Aquí lo que cuenta es saber si la posición en que está Toledo en las encuestas (30%) se debe a que ya no encaja el discurso del cambio radical que enarboló Humala hace cinco años y que como estamos bien, aunque podríamos estar mejor, el debate se ha vuelto esencialmente conservador, donde no encaja el comandante de Locumba.

Pero si esto fuera cierto, se hubiera traducido claramente en el voto regional-municipal de 2010, que sin embargo siguió reflejando hartazgo hacia la derecha y el gobierno, castigando a varios de los partidos que ahora las encuestas muestran recuperados. Más aún, la misma encuesta de esta semana advierte de un 36% de electores exigiendo un cambio total en la política económica, triplicando la intención de voto del único candidato que ofrecía cambios importantes en esta materia.

El problema parece más complejo. El Ollanta iluminado, antisistema, radical, del 2006, transmitía convicción en cuanto a que representaba una insurgencia popular para una gran transformación que iba a afectar intereses poderosos, a lo que se sumaba una extraordinaria voluntad de poder que hacía que mucha gente lo viera como un próximo presidente. Ambos elementos están debilitados en este momento.

Cierto que sobre la imagen radical se cebaron sus enemigos para infundir miedo a las capas medias y para ponerle en contra la ciudad de Lima y algunas capitales del norte. Pero como todo en la vida, el líder conductor y comunicador, venía con sus miedos incorporados, lo cual no es sino un reflejo de la complejidad de la sociedad peruana. Creer que se puede ser otro y el mismo ha sido un error clave de esta campaña, que ha sido aprovechado por la derecha para mostrar un Humala “centrista” y buscando votos a costa de sus convicciones, como si se hubiera convertido en un político profesional que sacrifica el programa a los votos.

Para tener todos los discursos, para todos los públicos y todas las circunstancias hay que ser como Toledo, es decir no tener ninguna idea firme y tocar la música que quiere oír el auditorio. Si el enemigo que viene a robar mis votos, mi programa y ubicación política, es un tramposo, ¿cómo debo responderle? Ese fue el dilema ante García en la segunda vuelta del 2006 y Ollanta creció del 30% de abril, al 47% de junio, únicamente porque no se movió de su sitio y muchos que no votaron por él la primera vez respetaron su sinceridad política.

Hoy la relación parece invertida. Toledo no quiere encarnar el “cambio responsable” o moderado, por oposición al radical o “irresponsable”, sino que quiere cargar con todo lo que pueda del capital nacionalista. La última encuesta es un llamado de alarma para reaccionar a este intento.

02.02.11
www.rwiener.blogspot.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En las elecciones del 2006 si no era el presidente Chávez el pretexto, la derecha iba a encontrar otro.

¿Por qué la prensa casi unanime le hizo la vida imposible a Susana Villarán cuando empezó a subir en las encuestas en la elección a la alcaldía de Lima si en esa oportunidad Hugo Chávez no abrió la boca?

La teoría del ideologo Carlos Tapia y al parecer es la que esta aplicando el candidato Ollanta Humala, es simplista y calza como anillo al dedo con el mete miedo de la derecha a todo lo que huela a izquierda. Guste o disguste al viejo intelectual, Hugo Chávez es una alternativa de izquierda, como lo es Lula da Silva-Dilma Rousseff y también Evo Morales, Rafael Correa y Cristina Fernández, Fernando Lugo y José Mujica.

Lo que no cuadra en el razonamiento simplón sobre que la "intromisión" de Chávez perjudicó a Humala, es que a pesar de la campaña demolición desatada por TODOS los medios de comunicación de la derecha contra Ollanta Humala, el nacionalista subió 17 puntos y perdió por un magro 3 por ciento, ‘margen’ de error de las estadísticas.

Mi teoría es que García gana porque los prominentes académicos del Cercado de Lima que cuentan con excelente cobertura y beneficio en los medios de comunicación de la derecha, la "intelectualidad", es decir, un reducido grupo de fracasados políticos, Julio Cotler, los confusios 'compañeros' de La República, la celestina Caretas, periodistas 'comprometidos' como el alambicoso Mirko Lauer, Alsustito Alvarez Rodrich, Ferrando Rospigliosi, Gustazzo Gorriti y 'lumbreras' como Diego García Sayán, Hernando de Soto, incluido el Premio Nobel MVLL tapándose la nariz, todo ese abanico de perlas conocedoras de la "verdad", sumados a la feroz campaña de demolición que TODA la prensa limeña (radios, diarios y televisión) coordinadamente hicieron contra Ollanta Humala, finalmente dio el triunfo mínimo por 3 puntos porcentuales a favor de Alan García. En cualquier parte del mundo esa “derrota” en esas condiciones, en realidad es un triunfo, no asi para algunos cabezones.

De este ajiaco contra Humala (y su “fracaso”) no hay que sacar el pésimo "timing" del 'consejero' Carlos Tapia figureteando en el bodrio de Frecuencia Latina, La Ventana Indiscreta, que Cecilia Valenzuela tenía todas las noches, donde él y toda la 'intelectualidad' arriba mencionada, eran caseritos, papanatas, frecuentes de la manipulación y el figuretismo.

'Mi teoría' es que Susana Villarán gana, más que por méritos propios, (fue una pesima contrincante) gana por el rechazo creciente de la ciudadania contra la derecha en su último fortín, Lima, y que en esa oportunidad el votante, mayoritaria se levantó contra Lourdes Flores. Tanto en los extractos sociales más deprimidos asumieron esta conducta por ser la candidata de los ricos, como también lo hicieron en los sectores mejor informados ("chic") donde el contubernio de la doctora Flores Nano con la corrupción y su doble estandar de decir "luchar" contra ella cuando en los hechos hacía todo lo contrario, terminó de venirse abajo. La ciudadanía simplemente no le creyó y opto por el mal menor.

Cartago

Juan A. Cavero G. dijo...

A pesar de tener 4 candidatos, la derecha parece no estar muy segura de su triunfo en estas elecciones. Su candidato ideal es Kuczynsky, pero éste no levanta en intención de voto, y tiene una imagen poco atractiva para los sectores populares. Los otros están siendo cuestionados, por diferentes motivos, y estas objeciones son promovidas inclusive por los propios medios derechistas. A Toledo se le cuestiona sus costumbres juergueras y sus incoherencias. A Castañeda, su poco claro manejo presupuestal municipal y su poco recomendable candidata a vicepresidenta. A Fujimori, su delictivo gobierno. Los 4 candidatos mencionados, además, ya han gobernado, o compartido funciones de gobierno, en puestos de importancia. Frente a ellos, Humala tiene la ventaja de ser el único que cuestiona el ordenamiento económico y jurídico actual, y nunca haber ejercido tareas de gobierno. Como quien dice, la mesa está servida para que Humala sea uno de los participantes en la segunda vuelta. Sin embargo, salvo que haya voto oculto en las encuestas, su opción, de acuerdo a ellas, es nula. Para explicar esto se esgrimen varias teorías. La más coherente parece ser una pérdida de perfil, en un afán obstinado por no asustar a los sectores de ex-clase media, sobrevalorando el peso que éstos pueden tener en la elección. El resultado: sectores pequeño-burgueses siguen desconfiando de Humala y, lo peor, sectores pobres se alejan de su propuesta, y prefieren el asistencialismo de alguno de los candidatos de derecha. Se ha llegado a un punto en que Humala tendrá que demostrar si tiene habilidad para la política, y tomar las decisiones que lo lleven a una nueva perspectiva electoral. Aquí, por supuesto, entran en juego sus asesores. Ojalá entre ellos no tome en cuenta a oportunistas como Tapia, Lynch o Delgado, de los que poco se puede esperar.