miércoles, julio 28, 2010

Claros y oscuros de la gesta de los Cuatro Suyos, diez años después

Hace exactamente 10 años, el fujimorismo fue herido de muerte. Aquel régimen que parecía tener el control de todo y de todos, que armó unas elecciones para ganarlas por tercera vez, que no tenía reparos en comprar todo lo que requería para mantenerse en el poder: la conciencia de los pobres, las informaciones y las campañas de los medios, los congresistas y los magistrados, etc., se enfrentó por una única y definitiva vez a una rebelión nacional que le probó que ya nada sería como antes. La historia política del nuevo siglo se inauguraba en las calles, en un acto de esperanza (que luego conocería muchas frustraciones) y que ha quedado en la historia como la marcha de los Cuatro Suyos.

Aquí un relato de parte sobre lo que ocurrió en aquellos días que alcanzaron su punto culminante el 28 de julio del 2000, cuando una Lima repleta de provincianos se propuso impedir que Fujimori juramentara como presidente y… casi lo logra.

El llamamiento

Nunca nadie entendió si cuando Alejandro Toledo llamó a “no participar” y a “no retirarse” de la segunda vuelta del año 20000, estaba queriendo decir que no había que asistir a las urnas, o si había que votar viciado o si había que votar por el candidato de oposición al fujimorismo que no se había retirado. Tras haber denunciado el fraude del 9 de abril, cuando a las encuestas de boca de urna que lo daban por ganador de la primera vuelta de las elecciones, les siguió un recuento oficial que volteaba el partido y casi otorgaba el triunfo con más de 50% al re-reeleccionista Alberto Fujimori (sólo la presión social detuvo las cifras fujimoristas en un 49.97%, que forzaba una nueva vuelta entre los dos primeros), Toledo no terminó por ponerse de acuerdo consigo mismo para encarar el nuevo momento y provocó que los que deseaban la derrota del dictador, actuaran de manera confusa y dispersa, lo que hizo que sus votos finales fueran menos que la primera vuelta, los viciados muchos pero no contundente y la abstención importante, pero tampoco lo suficientemente clara como para invalidar el proceso.

En ese escenario parecía que después de la lucha de esos meses, se había llegado a un punto muerto y la dupla Fujimori-Montesinos se había impuesto nuevamente, y se venían otros cinco años de lo mismo que habíamos tenido a lo largo de los 90. Fue en los primeros días de junio, que en la Confederación Campesina del Perú se empezó a hablar de organizar una marcha nacional contra la juramentación del presidente del fraude, y se lanzó el nombre de los “Cuatro Suyos”. Fue Eliane Karp, esposa del candidato rebelde la que cogió la idea y se la trasladó al marido, que apareció ante la prensa anunciando que un millón de personas se moverían en todo el territorio nacional para llegar a Lima e impedir que Fujimori juramente por tercera vez.

La fecha para un acontecimiento de esta envergadura fue fijada para los días 26, 27 y 28 de julio. La más descomunal movilización de masas de nuestra historia, que suponía una voluntad política fuera de lo común, un aparato organizativo nunca visto y una capacidad de sostener multitudes de provincianos en la ciudad de un volumen inimaginable. Toledo, por supuesto, no estaba en condiciones de manejar un proyecto de este tipo, pero como fuere empezaron a moverse los gremios sindicales y campesinos, los partidos de izquierda, las ONG, los frentes regionales y locales, y las secciones regionales de los partidos de la derecha no fujimorista (las dirigencias del APRA, PPC, FIM, Somos Perú, Solidaridad, etc. nunca dieron la orden de impulsar la medida, aunque varios de ellos acompañaron en la tribuna del 27 de julio a Alejandro Toledo y suscribieron sus promesas democráticas), y se conformaron poco a poco las delegaciones que irían a Lima.

El gobierno se mantenía casi paralizado en el desconcierto. No sabía si tomar en serio a un hablador inconsecuente como Toledo, o si ignorarlo. De hecho, Montesinos tenía su propia idea de las cosas y por ello en los mismos días en que se preparaban los Cuatro Suyos, su actividad estaba concentrada en armar una mayoría parlamentaria de esas que le gustaban a Fujimori (voto sin debate de las iniciativas del Ejecutivo), pero post elección de los representantes. El método que se conocería como el de transfuguismo y que se practica hasta hoy, consistía en ofrecer las ventajas de integrar el bloque de mayoría, luego de haber sido elegido en la minoría, y de recibir de paso algunos beneficios (dinero, viajes, cargos, arreglos judiciales, etc.) Fujimori, por su parte, no quería salir al público, así que los uniformados decidieron organizarle su propia marcha. Ese fue el acto denominado “reconocimiento militar al presidente electo y en su condición de jefe supremo de las fuerzas armadas”, que no tenía precedentes y que juntó a todos los generales del ejército, almirantes, tenientes generales y generales de la Policía.

El 27 de julio

La marcha de los Cuatro Suyos comenzó el día 26, pero ese día sólo recorrieron Lima los gremios y los partidos de izquierda en una especie de calentamiento para los que vendría después. Las delegaciones provincianas, que probablemente llegarían a las 50 mil personas, estaban acomodándose en campamentos armados en diversos parques de la capital. Pero el 27 fue la apoteosis. En el llamado Paseo de los Héroes Navales, frente al Hotel Sheraton y teniendo a la espalda el Palacio de Justicia, se reunió una multitud desbordante. En ese mismo lugar se habían congregado la noche del 9 de abril una gran cantidad de espontáneos para clamarle a Toledo marchar a Palacio para reclamar el triunfo electoral.

Ahora Toledo presidía el evento y una interminable columna de delegaciones de diversos colores políticos y de diferentes lugares de la ciudad y del interior del país, pasaba saludándolo. El diario “Expreso”, el principal vocero del régimen, dijo que la concentración había sido un fracaso porque “sólo” se congregaron 200 mil asistentes. Quería decir seguramente que no eran un millón. Pero eran muchísimos y estaban pidiendo el fin del fujimorismo. Hacia las 11 de la noche, habló Toledo y la gente, en el llano, se preguntaba qué Toledo hablaría después de tantas volteretas. Y ahí mismo se vio que este hombre de cuello, corbata y anteojos, no era el mismo del 9 de abril con la vincha y después de algunos tragos que se lanzó a las calles.

Toledo explicó y remachó que este era un acto pacífico y que al día siguiente se iría al Congreso, pero en forma pacífica. No dijo qué se haría si la Policía no dejaba pasar a los marchantes. Para él, habría una fuerza misteriosa capaz de abrirle paso al pueblo de los Cuatro Suyos hasta llegar al Palacio del Congreso. Luego habló de la democracia que vendría y del desmontaje que se haría del “andamiaje” de la dictadura (que no desmontó durante su gobierno) También se refirió al cambio de Constitución y a la lucha implacable contra la corrupción. El acto concluyó pasada la media noche con la consigna de que había que estar temprano para la batalla definitiva.

El 28 de julio

A las 8 de la mañana, en el cruce de los jirones Lampa y Roosveelt, saliendo del lugar del mitin de la noche anterior, ya se encontraban los sindicalistas formando duras columnas de construcción civil, SUTEP y otras. La CGTP abría la marcha con una banderola muy grande. Tras los sindicatos venían los provincianos y más atrás aparecían los universitarios y algunos destacamentos de partidos. A esa hora, Carlos Bruce, jefe de campaña de Toledo, bajó del Hotel Sheraton y se dedicó a separar a los grupos de Perú Posible del resto de la marcha. Los agrupó a un costado y regresó hacia la plaza de los Héroes Navales. Ese fue el primer gesto de competencia dentro de la movilización. Pero esto no detuvo al resto. El grueso de los movilizados siguió por Lampa hasta la esquina con Nicolás de Piérola, donde se arengó en contra del Jurado de Elecciones y se siguió en dirección a Emancipación, a una distancia de dos cuadras. Ahí estaba el primer cerco de la Policía. Los dirigentes anunciaron que iba a negociar, pero de pronto todo estalló en un coctel de bombas lacrimógenas, vomitivas, irritantes y otras, que hacían insoportable el aire.

Los gritos llenaron el ambiente. Unos eran denuncias, otros arengas, otros simplemente miedo y dolor. Pasaron camillas, se habló de alguien muerto por una bomba en la cabeza. En la esquina de Lampa y Piérola, la columna principal dio la vuelta y se dirigió hacia la Abancay. Pero a esas alturas mientras la masa se desplazaba, se veía correr en sentido opuesto gente ensangrentada y otros casi asfixiados. Los que llegaban a Abancay recibía el mismo recibimiento que los de Emancipación. Pero la Policía no salía de su perímetro. Eran como una frontera. Al punto que un grupo empezó a lanzar piedras contra el ex ministerio de Educación, ahora sede del Poder Judicial, y luego romper las lunas ingresó, sacó unos muebles y les prendió fuego en el centro de la calle, se suponía que para dispersar los gases. Un rato después como no pasaba nada, comenzaron a meter dentro del local los escritorios y sillas encendidos y el edificio empezó a arder. Poco después llegaron los bomberos, ai9n policías, y fueron hostilizados. Pasó un rato y recién actuó la policía despejando la zona.

Lo que siguió es que los de Abancay retrocedieron por Nicolás de Piérola, hasta la esquina del Jurado de Elecciones, donde una magnitud repudiaba el fraude. Por frente de todos pasó el batallón de la gente de Bruce, sin Toledo u otro de los dirigentes del partido y se dirigieron al Parque Universitario como si fueran una reserva entrando al combate. Los hicieron retroceder y los obligaron a mezclarse con el resto. Sobre las 11 de la mañana pasó por la calle Azángaro una camioneta cerrada 4x4, que se desplazaba del centro hacia donde estaba la pelea, veía desde el lado del cerco policial y era el único vehículo en medio de la trifulca. Llegó a Roosveelt y se plantó en el cruce con Lampa.

Bajaron tres tipos, dos altos y uno pequeño, con la cara cubierta por máscaras antigases, que les daban un aspecto de personajes de la “Guerra de las Galaxias” y empezaron los gritos:

- Pachacútec, Pachacútec…

Era Toledo, acompañado por Gustavo Gorriti y Álvaro Vargas Llosa, los únicos dirigentes políticos de los Cuatro Suyos presentes en la marcha (sin contar a los de los gremios y la izquierda). Cuando llegaron a la esquina de Nicolás de Piérola, donde estaba el grupo más numeroso, la gente reclamaba: ¡Al Congreso! Luego de ver que en la citada esquina se desarrollaba una verdadera batalla entre los policías situados en una azotea intermedia y la masa que les tiraba piedras y otros objetos desde abajo, Pachcútec decidió avanzar, pero en sentido inverso de lo que se esperaba de él. Caminó hacia la Plaza San Martín y de ahí salió con sus acompañantes hacia el jirón Belén y por esa vía fue alcanzado por la camioneta 4x4, con la que se perdió de vista.

No pasaría mucho tiempo para que a la ruptura de las lunas del primer piso del JNE, le siguiera el lanzamiento de objetos encendidos que provocarían un grave incendio. En la otra acera, donde nadie había estado presionando, también se lanzaron objetos incendiarios que dieron lugar a la destrucción del local del Banco de la Nación y a la muerte de cuatro vigilantes. Mucho se discutiría después sobre esta tragedia: si fue una provocación del gobierno para tirarle muertos a la protesta, o si fue parte del desborde sin dirección en que se convirtió el llamado a tomar el Congreso e impedir la juramentación.

El final

La noche del 28 de julio del 20000, Toledo abandonó el país, cuando los medios fujimoristas lo culpaban de muerte y destrucción. Fujimori había juramentado y había recuperado el control del escenario. La mayoría de los partidos se adaptaba en ese momento a la idea de que se iniciaban cinco años más de autoritarismo y habría que funcionar dentro de sus reglas. Sólo algunas minorías seguían lavando banderas, colocando bolsas de basura en las puertas de los ministros, realizando marchas y pequeños mítines en las plazas públicas, etc.

Parecía que los Cuatro Suyos estaban vencidos. Pero no. El video Kouri-Montesinos conocido el 15 de septiembre, demostraría que el régimen ya estaba quebrado por dentro y que se filtraban sus secretos y que el país estaba esperando la señal para volver a enfrentarse. Fujimori huiría en noviembre, señalando que su vida corría peligro. ¿Quién lo amenazaba? Sólo el fantasma de los Cuatro Suyos, que era el de una nación queriendo cobrarle cuentas.

28.07.10
http://www.rwiener.blogspot.com/




Una década fallida

Las promesas de los Cuatro Suyos concluyeron en los gobiernos de Paniagua, Toledo y García, a través de los cuales fuimos dejando morir las esperan zas democratizadoras y moralizadoras y retrocediendo cada vez más en lo conseguido. Hoy el Perú es irreconocible respecto al ánimo que existía hace diez años. Hemos llegado al extremo de que sin ser gobierno, el fujimorismo ponga la agenda y las condiciones al APRA gobernante.
Por eso quizás, de vez en cuando, a sectores populares de las provincias se les ocurre que puede haber otra marcha de los Suyos a la capital, para que el pueblo haga sentir su voz.

1 comentario:

comite pp villaelsalvador dijo...

Tal es asi que el Mason Soros financio la marcha, no solo con el millon, sino a traves justamente de todas las ONGS CAVIARES, que hacen discuros de izquierda, hasta revolucionarios, todos esos 'profesionales de alto nivel' en todos los gobiernos, son los chilenofilos, vendepatrias y exclavos de Mafia Judia los que manipulan todo, y son los causantes de la eleccion del Alan en 2 periodos.

No solo hacen politica local o antigobiernista modesta, sino que contribuyen al oscurantismo, al petardeo de todo lo nacional y contribuyen a la manipulacion mansona judia de todos los gobeirnos, elecciones y relaciones economicas de penetracion judia. El atentado es contra paises como Venezuela, y para eso arman a Colombia, asi como a Chile . PUES QUIEREN TODO EL CONTINENTE SUDAMERICANO (al estilo Europa,) tambien el bloque Africa y Asia, para luego dominar al mundo CON UN SOLO EJERCITO, UN SOLO GOBIERNO Y UN SOLO DUEÑO. LOS JUDIOS RAZA REPTILIANA (el resto debemos ser esclavos gentiles).

http://masonsosgringos.blogspot.com/2010/08/los-ingleses-y-arios-dan-pena-son.html

Lean ese blog y

http://www.despiertapuebloperuano.blogspot.com/

Felix Dolores