domingo, enero 17, 2010

Chilenos votan bajo la sombra de dos pasados

Como expertos en la teoría del mal menor que domina cada proceso electoral desde hace veinte años, los peruanos estamos seguramente mejor equipados que nadie para entender un escenario en el que se calcula que más del 50% del voto por Frei es voto contra la derecha y no por el candidato de la nariz que no levanta mayores esperanzas.

La bandera más importante de Sebastián Piñera, conocido cariñosamente en Chile como Tatán, es la del cambio. Algo así como decir que la Concertación representa un duro continuismo de más de dos décadas, y en cambio la derecha moderna que él encarna viene a ser a renovación que se estaba reclamando. Frei y su campaña, retrucan a este argumento señalando que Piñera es el candidato de un pasado aún más oscuro, y que su eventual victoria vendría a significar la restauración de las fuerzas políticas que acompañaron a Pinochet durante la dictadura de los 70 y 80, tiempo durante el cual el actual candidato hizo una enorme fortuna y en la que varios de sus partidarios y aliados ocuparon decisivas posiciones de gobierno.

En resumen es un pasado contra otro pasado. Algo que puede explicar la apatía existente. Y eso es algo que nos diferencia a los peruanos de los chilenos, porque nosotros nos tomamos mucho más en serio los “males menores”, aunque después nos rompamos la cara con nuestras determinaciones. Sin duda Frei es el candidato que más puede sonar a viejo en estos momentos, no sólo por que tiene la bandera de un oficialismo que viene dirigiendo al país desde el referéndum del 88, sino porque él mismo ya fue presidente y antes lo fue su padre. Así que su nombre está asociado mucho a lo que se llama política tradicional. Sin embargo, el Frei de estas elecciones ha hecho esfuerzos que parecen sinceros por producir cambios reales en sus propuestas.

No sólo ha aceptado algunos de los reclamos claves de la izquierda: impulsar la idea de una nueva Constitución e impulsar la reforma del sistema de elecciones; sino que ha conformado un equipo de plan de gobierno independiente de los partidos de la Concertación, que critica el continuismo neoliberal de los últimos gobiernos y propone que el Estado tenga una mayor participación en la economía, se fortalezcan las regulaciones y se maneje de otra forma el excedente generado por la explotación de los recursos naturales. Por su lado, Piñera ha preferido poner el énfasis en la parte populista de un discurso que no ofrece variantes sobre el modelo neoliberal que viene desde los años 70, impuesto con las bayonetas del régimen militar. Como si se tratara de una grabación ha insistido en que su proyecto es crear un millón de empleo, dotar de bonos para la atención de salud de los más pobres en las clínicas privadas, crear 50 liceos de excelencia, etc., dando a entender que si pudo hacer la fortuna personal que hoy exhibe (una de las mayores de Chile), también podrá tener éxito en acabar con la pobreza de los chilenos antes de concluir su mandato. Sustancialmente este programa significa que le dejen el país a la gran empresa, que ellos se encargarán de distribuir hacia abajo como no lo han hecho los políticos.

Los electores, sin embargo, no dan la impresión de estar muy convencidos de estas diferencias. Para la mayoría la votación sigue estando referida a escoger entre cual ha sido el peor de dos pasados. Y, por supuesto, que, a primera vista, entre dos neoliberalismos totalmente comprobados, lo que termina sopesándose es el desgaste indudable de la Concertación y la herencia de sangre de la dictadura de la que Piñera trata de desligarse pero no llega a convencer. El punto es que esta ha sido la disyuntiva de varias segundas vueltas anteriores, y es la reiteración lo que ha empujado a que la mucha gente busque “algo nuevo”, orientándose al voto de protesta que encarnó principalmente Marco Enríquez Ominami (MEO) y en menor grado Jorge Arrate, siendo que ninguno de los dos era propiamente lo que en el Perú llamamos outsider político, ya que hasta mediados del año 2009 eran militantes del Partido Socialista y de la Concertación. La caída de Frei hasta 29% en la primera vuelta, es efecto de la corrida de votos hacia el hijo del fundador del MIR que se ofrecía como representante de los descontentos (20%) y hacia la izquierda dura (Partido Comunista y otros) que se agrupó en torno a un intelectual socialista como Arrate que fue el verdadero ariete contra la derecha. A todo esto, además, se debe sumar el fuerte voto en blanco y viciado de casi dos millones de chileno, que se negaron a optar entre todo el abanico de primera vuelta.

Ahora, todos estos factores que configuraron la significativa derrota de Frei, podrían serle paradójicamente favorables, si se asume que para muchos de los votantes perdidos por la Concertación, sigue siendo la peor de las alternativas que el magnate pinochetista se haga del poder. El balance que se hace en Chile, es que Piñera sacó en primera vuelta todo lo que podía ganar (44%) como expresión de los dos bloques clásicos de la derecha (UDI y Renovación Nacional) y la suma de un sector de derecha de la Concertación que se plegó a su candidatura. Lo que le quedaría es una pequeña bolsa de los votantes de MEO que se corrieron de la derecha al centro y que ahora están de regreso. Por su lado, Frei ganaría casi todos los votos de “Juntos Podemos”, la mayoría de los votantes de Enríquez y una parte de los blancos y viciados de primera vuelta. Todos ellos “con los ojos tapados”, como se dice aquí, recordando la frase que se usaba en el Perú para votar por García “tapándose la nariz”.

En fin. Los analistas consultados señalan que este sentido pasatista que pesa sobre la segunda vuelta y que baja el entusiasmo, no es en verdad un síntoma de que el Chile político, se haya anclado y que no se vaya a mover. Al contrario, significa que el sistema político que la dictadura creo para controlar los cambios está en trance de muerte. Eso se ve en la crisis dentro de los partidos, las tensiones entre los aliados de los bloques principales, el desplazamiento de los votantes, los cambios en los programas y el inicio de un debate sobre el Asamblea Constituyente y la nueva Constitución. Es el momento previo al giro. Y es no depende de los resultados. El cambio de todas maneras se dará.

17.01.09
http://www.rwiener.blogspot.com/


La columna de Raúl Wiener en "Primera Voz"
"Analísis de las elecciones presidenciales en Chile" (Enlace telefónico desde Chile)
Radio San Borja (91.1 FM)
Emsión: 16 de enero del 2010

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