domingo, diciembre 06, 2009

El tren de Alan García

Estaba escrito que Alan II, llegaría en algún momento a Tren Eléctrico II. Y llegó. Aclaremos: Tren I fue una operación política para ganar unas elecciones municipales (1986), imponiéndole un costo brutal al Estado y un daño irreparable al desarrollo urbano de Lima, que no fue paralizado por los gobiernos siguientes por mala leche, como cuenta la leyenda, sino por el propio García que carecía de un plan serio (o de cualquier plan) cuando inició la obra y la desvió además al agotar su potencial electoral hacia un sonado caso de corrupción al más alto nivel, que inmortalizó la presidencial frase: ¿y cómo es la mía?

Ciertamente, ni Fujimori, Paniagua o Toledo, consideraron reanudar este digamos “proyecto”, sabiendo que finalmente estaba mal hecho y que era un digno monumento al régimen de los 80, con el que nadie quería identificarse, ni siquiera el propio García. Y por eso mismo, seguramente, es que pasamos los tres primeros años del segundo gobierno de AGP, cuando el hombre decía haber madurado y haberse convertido en la negación de sí mismo, con los pilares del tren trunco en su sitio y con las plataformas de la avenida Pachacútec en el Cono Sur dividiendo distritos y familias (nunca se previeron los cruces trasversales) para unas vías que no llevaban a ninguna parte.

Pero he aquí que estamos a menos de dos años de la fecha en que García dejará la banda y ha venido la crisis internacional para apurar las decisiones de gasto, y generar el tipo de obra que le encanta al presidente, aquella que se decide después de una buena conversa de amigos, sin controles y suspicacias, y por montos que valen la pena. Y ahí es que vino al recuerdo el tema del tren. Después de todo, si Castañeda ha ido graduando la conclusión de su corredor Metropolitano, que estará listo al final de su gestión, pero recién empezará su funcionamiento (para que no se vean sus limitaciones), igual García puede tener su propio tren, casi paralelo a los buses articulados, entregándose unos meses después, cuando estemos en medio de las elecciones generales.

La gente que conoce de estos temas ha dicho que el Tren II es tan loco como el I, y que no ha habido tiempo para actualizar y corregir el diseño original, y que el plazo de un año y medio es una temeridad. Después de todo, no hay que olvidar, Alan García iba a reconstruir Ica y Pisco en menos de un año y hacer crecer la economía en 6% en el 2009. Pero como no escarmentamos con este personaje, ya hay gente aplaudiendo el tren que pasará por Surco y San Borja, donde no hay grandes concentraciones de población, y terminará en la avenida Grau. Y todo esto va a costar 400 millones de dólares del Estado que serán entregados a los amigos del presidente: la empresa de Pepe Graña y la de los brasileños de Odebrecht.

Una licitación que les ha sido asignada prácticamente ad homine, a pesar de toda la farsa de la licitación (se pedía postores con inversiones encima de los mil 200 millones de dólares, que era como poner el nombre de la empresa favorita de todos los gobiernos y que tiene las interoceánicas, Olmos y otros inmensos proyectos de dinero, y descartar a todas las demás por “misias”). Y ahora la cosa es con tren, lo que podría ser el título de una canción. Finalmente, el presidente que tiene su método, consiguió meternos a los vagones de fin de gobierno. ¿Adónde nos llevará?

06.12.09
www.rwiener.blospot.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

SR. WIENER: QUE AGUDO Y PRECISO SU ARTICULO, Y SOBRE TODO SU VALENTIA EN NO CALLAR NADA, FELICITACIONES, SIGA USTED DENUNCIANDO A LOS CORRUPTOS Y CORRUPTORES COMO ALAN GARCIA PEREZ, CORRUPTO Y GENOCIDA.

Anónimo dijo...
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