lunes, enero 26, 2009

Soraya la contralora

El contralor de la república es un cargo que ha permanecido secuestrado. Esto empezó a ocurrir durante el primer gobierno de García, cuando se nombró a Aúrea Saénz, que era una firme militante del partido y por eso no podía controlar a sus propios compañeros y al gobierno aprista del que era parte.

Ciertamente, fue con Fujimori que la cosa subió de grado, porque ya no se trataba de una Contraloría partidarizada y encubridora, sino de una mafiosa que participaba del saqueo de la cosa pública en beneficio propio. Esto duró hasta el 2000, cuando se inició la llamada “transición” y los actores del poder fueron rápidamente sustituidos abriéndose oportunidades que terminarían desperdiciadas.

A comienzos del 2001 conocí al contralor encargado, el Dr. Jorge Guzmán Rodríguez, al que el gobierno de Paniagua le había dado la tarea de sustituir a Carmen Higaona que estaba sometida a varios procesos. Curiosamente, el contralor en funciones estaba interesado en crear redes de fiscalización popular en los distritos del país y en abrir la escuela de capacitación para formar líderes sociales con manejo de herramientas de control.

De eso hablamos e hicimos planes que parecían alucinantes, pero que mostraban una vía para romper la torre de cristal en que permanece esta institución cuyo objeto es desconfiar del resto del Estado para someterlo a un estricto control y eso requería no sólo soportes técnicos sino sociales. Según supe en esos días, Toledo dijo que no quería saber nada de Guzmán, porque alguien le había dicho que venía de la escuela de Cussianovich (fue su subcontralor), que se peleaba abiertamente con el presidente.

Ahí empezó, la era Matute, es decir Toledo forzó el reemplazo del interino por un amigo cercano, que no reunía lo requisitos académicos para el cargo y que para nombrarlo hubo que pactar en secreto con el APRA una situación de excepción, que luego iba a tener un enorme significado. El contralor ya no fue sólo un brazo del partido o un cómplice del presidente, sino a la vez un equilibrista entre el gobierno y una oposición ventajista.

Este sistema permitió que Toledo cumpla cinco años en el poder sin que avance una sola investigación importante y le otorgó dos años extra para Alan García. Y todos vimos que para Genaro, casi no hubo diferencia entre uno y otro. Pero en octubre del 2008 se acabó el período de Matute y este dejó a su gente de confianza al frente de la institución, casi como si confiara en que el gobierno se demoraría y pasaría apuros para nombrar a su sustituto.

Es lo que estamos viendo con Soraya Suárez que es la primera contralora que es suspendida en su nombramiento antes de ejercer. También con ella se quiso hacer aquello del compromiso entre el oficialismo y la oposición más cortesana (fujimorismo y PPC) a sabiendas que estaban votando por alguien con serios puntos vulnerables, por tanto manipulables.

Pero no está funcionando como el 2001. A García le está costando demasiado tener una contralora que no parezca su amiga y tampoco le haga problemas como era su intención.

25.01.08
www.rwiener.blogspot.com

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