martes, enero 06, 2009

Producto Bruto

Ocupando el lugar que normalmente pertenece a Tongo, el ex premier y posible candidato presidencial del 2011, Pedro Pablo Kuczynski, discutió con Jaime Bayly lo que se debe hacer con el Congreso:

JBL: El Congreso no sirve para nada, ¿no crees que debería cerrarse?
PPK: No
JBL: Ah, yo sí, si es otro gobierno que no deja gobernar.
PPK: Es el símbolo de la democracia, a pesar que me ha fastidiado mucho…

Aquí hay varias lecciones: que el promotor de magnicidios; Jaime Bayly, especialmente si se trata de librarse de Chávez, gobernaría echando de una patada a los congresistas, instaurando un régimen de una sola persona, en el mejor estilo de Fujimori 1992, que fue mucho más allá de donde ha ido el venezolano, con el apoyo de los empresarios y periodistas de derecha como Bayly.

PPK, ciertamente, no llegaría a tanto, pero su concepto sobre el parlamento es que se trata de un ente simbólico. Friega, pero le da aspecto de democracia al sistema. Esto también tiene que ver con la herencia fujimorista, ya que después de disolver las dos cámaras, lo que hizo el japonés es reponer un Congreso de fachada, como el que tenemos hasta ahora y que nadie quiere cambiar porque lo que menos interesa es un balance de poder.

Al Congreso se va a jurar por la plata, a contratar allegados, a buscar reflectores y titulares, a comer pollo y falsificar facturas, etc.; pero esto que parece un defecto en las personas, tiene que ver con una entidad que ha dejado de tener un papel claro en la mecánica del Estado, que se le sustituye para dictar las leyes a través de decretos, que se sabotea en sus investigaciones y denuncias que quedan siempre en el aire, que le han cercenado el derecho al debate sobre los problemas nacionales, y a la que parecen haberle dejado como único poder la capacidad de fijarse su propio sueldo.

Precisamente hace algunas semanas en medio de la discusión sobre cómo rendir cuentas de los “gastos operativos”, que encubrían ingresos adicionales, el Congreso decidió incorporar este monto dentro de sus remuneraciones, recibiendo las críticas y burlas de la prensa frente a la obvia sinvergüencería otoronguista. El punto es que los ministros acaban de “homologarse” al nuevo ingreso parlamentario, sin que en este caso se trate siquiera de asimilar algún pago por fuera, es decir se han hecho un crudo aumento bruto (por lo brutal), lo que no ha derivado en una reacción proporcional de la mayoría de medios “serios”. Hay quienes piensan que denunciar parlamentarios forma parte de la libertad, pero criticar ministros por el mismo motivo afecta la gobernabilidad peruana.

En el fondo estamos hablando del simbolismo del Congreso, que significa que sirve para mostrar que no somos dictadura (que es lo que no entiende Bayly) y para tener a quién derivarle los malos humores de la población, en vez que recaigan en el gobierno, como piensa PPK.

07.01.09
www.rwiener.blogspot.com

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