domingo, septiembre 21, 2008

Mentiras que se dicen sobre Bolivia

1) Que Evo está recibiendo de su propia medicina, después de haberse tumbado a dos presidentes, así que ahora sufra. Pero si de medicina se trata habría que ver la que Sánchez de Lozada vino aplicando desde mediados de los 80, como ministro y luego como presidente: control de salarios y libertad de precios, desprotección del mercado, prioridad exportadora, más impuestos indirectos y menos impuestos a las utilidades, desnacionalización y privatizaciones, etc., que no consultó con nadie (salvo con el FMI) y jamás quiso dialogar; y la que utilizó contra las protestas sociales, que costó 70 muertos en estadísticas oficiales, lo que fue el desencadenante de la revuelta que lo echó del poder. Su sucesor Mesa aceptó el diálogo (del que formó parte Evo), pero no quiso variar la política económica, por las presiones que recibía del otro flanco, y al final renunció de impotencia (no cambiar, no reprimir). La medicina de Evo ha consistido en obligar a las trasnacionales del gas y el petróleo a aceptar un aumento radical de la tasa impositiva o irse (la mayor parte paga los nuevos impuestos) y a ceder espacios en las decisiones de gestión, todo lo cual ha tenido un efecto en el equilibrio fiscal y el gasto social del Estado; en consultarlo todo y en negociar con todos, aún teniendo el soporte de votaciones masivas; y evitar cuidadosamente verse arrastrado a la provocación. Frente a la actitud, a veces exageradamente tolerante de Evo, la medicina del prefecto Costas en Santa Cruz, es de bandas armadas impunes, y de Fernández en Pando de sicarios que han asesinado a 30 campesinos desarmados. ¿El mismo remedio?, sólo un idiota puede confundir la lucha social popular con el fascismo.

2) Que Bolivia está divida en dos y que nada puede hacerse sin pactar con el oriente. Pero en un lado hay 70% del país, en una tendencia creciente de respaldo al gobierno (54% para las presidenciales; 57% para la constituyente; 67% para el referéndum revocatorio), y por el otro hay menos de un tercio, con arraigo en las capitales de varios departamentos. ¿Es esta una base suficiente para el desacato abierto, de base puramente política, que no quiere aceptar que la mayoría del país tome las decisiones, como lo muestra el escalamiento de la violencia apenas conocida la victoria en el revocatorio? Obviamente que aquí ni siquiera se podría concebir que un candidato, digamos con 48% de lo votos, o presidentes regionales de un número significativo de regiones, se contrapongan al gobierno central. Pero hacerlo en nombre del control de recursos naturales, de grandes haciendas y de grupos armado propios, con apoyo abierto de los Estados Unidos, no indica un choque de masas contra masas, sino de pueblo contra poder económico y soportes políticos nacionales e internacionales. Bolivia no está dividida, la quieren dividir los que se aferran a sus privilegios.

21.09.08
http://www.rwiener.blogspot.com/

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