miércoles, julio 30, 2008

Te voy a reformar el alma

La forma de ser modesto en Alan García es atosigarnos de datos y cifras sobre las obras y logros que no vemos de su gobierno. Y decirnos que debemos reformar nuestras almas, tal vez como el ya lo hizo con la suya. Con una aprobación en acelerada baja y después del moqueguazo y el paro nacional, el presidente debe estar pensando que su problema con los peruanos es principalmente de orden espiritual

Por ello imagina que esa comezón del tercer año que se llama inflación, que le roba a las amas de casa el placer de los miles de kilómetros de carreteras que Odebrecht y otras privadas están haciendo con dinero del Estado, para cobrar luego el servicio de tránsito por más 30 años, es resultado de una “incomprensión” que tenemos sobre el origen externo del problema.

Para entender eso hay que repasar el tema del petróleo y los alimentos, sin explicar porqué internamente pagamos precios internacionales por esos mismos productos cuando los producimos dentro de nuestras fronteras. Ni anotar al margen lo que estamos haciendo para tener mayor oferta propia, en vez de seguir orientando la economía a la exportación en tiempos de recesión global.

Y finalmente que así como hay precios globales en nuestra contra, los hay a nuestro favor, que son los que impulsan el crecimiento y dan cuenta de porque no hemos caído más al fondo. ¿Qué hacemos con la minería, para sostener la alimentación, la agricultura, el empleo, la salud, la educación, que son las cosas que interesan?

La novedad es que vamos a “crecer responsablemente”, que no se sabe si se refiere a que lo hacíamos irresponsablemente hasta ahora (entonces, ¿cómo quedamos con la lista de obras?), pero no vamos a generar un frenazo que traiga desempleo. El problema es que esas no son medidas sino intenciones.

Y en su gobierno hay una tensión entre ajustar una economía permanentemente ajustada, que para eso está el ministro Valdivieso y su dupla Velarde, o tomar la situación como una tormenta pasajera, que está en las palabras de García cuando afirma que en un año más seremos nuevamente líderes en baja inflación y crecimiento, si seguimos haciendo lo que se ha estado haciendo.

En cuanto a la meta de “redistribución” García propone más fondos antipobreza, con lo que queda confirmado que la famosa línea de los pobres es una subterfugio del modelo neoliberal que sirve para informar cuánto de la ganancia excepcional del crecimiento de estos años se está dispuesto a repartir entre la gente más necesitada. Asistencialismo, en una palabra.

Pero no políticas que representen calidad de vida: servicios de calidad, empleo decente, mejora del salario promedio, control nacional y social sobre los recursos naturales, etc. Todo aquello que ha ido cocinando el malestar actual contra un crecimiento que ha profundizado las enormes brechas históricas y las que agudizó la crisis.

20.07.08
http://www.rwiener.blogspot.com/

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