jueves, septiembre 20, 2007

De San Isidro a Majaz

En el exclusivo distrito de San Isidro, en Lima, se han producido diversos movimientos en los últimos años:

(a) antigriferos, la gente de diversas zonas no quiere que les pongan un surtidor de gasolina en su cuadra o su barrio, porque sienten que entraña peligro y desvaloriza sus propiedades.

(b) antiedificios, que se oponen a las edificaciones elevadas que rompen con la armonía del paisaje.

(c) antifranquicias, que rechazan los establecimientos de marca internacional, como el hooter (restaurante deportivo) que se quiso implantar en plena avenida Libertadores, y otras por el estilo.

(d) antimortuorios, que no quieren ver velatorios en su vecindario, por la confluencia de vehículos y personas que acuden a estos eventos.

(e) antiguarderías, que no están de acuerdo en que se abran locales para cuidados de niños, por las mismas razones de tranquilidad pública.

Llevo tiempo observando estas actitudes –con la mayoría me solidarizo, de lejos, porque yo no soy sanisidrino-, pero no puedo evitar comparar el derecho a vivir sin ser molestado de la gente de la parte más acomodada de la ciudad, que no suscita editoriales, ni campañas, ni estridencias presidenciales, a pesar que frena la inversión, los puestos de trabajo y los ingresos municipales.

¿Cuán dueño puede ser el vecindario del silencio ambiental, el tránsito moderado, las costumbres tradicionales, el paisaje y el verde que los rodea?

¿Y por qué los campesinos tienen que ser tratados de ignorantes, manipulables, agresivos, subversivos, comunistas, prochilenos, etc., por resistirse a que les cambien la vida porque una empresa descubrió que bajos sus tierras hay minerales que podrían darle considerables ingresos?

Toda la gente, de cualquier condición social, de todos los lugares del país, debe poder ser escuchada antes que se inicien inversiones que afectan el entorno general. No después que el Estado ya pactó con los inversionistas, que se jugaron grandes sumas y que se alineó toda la batería de la prensa proinversiones.

Lo de Majaz es la larga historia de la imposición, sólo que ya los campesinos no son los mismos de antes. Y les dicen lo que les dicen, porque ya no se someten al poder político y económico, como en otras etapas de nuestra historia.

18.09.07
www.rwiener.blogspot.com

1 comentario:

shinny dijo...

Totalmente de acuerdo con usted, justo he leido la opinión de Rosa María Palacios con respecto a este tema, y tilda de prejuicio el resultado de la consulta, claro como ella vive bien tranquilla y ella no contaminara su organismo con los residuos de la mineria, es fácil opinar sobre algo cuando no se vive esa realidad no? Felicitaciones por el articulo me encantó...

Shinny M.