lunes, diciembre 18, 2006

La evaluación de los maestros

Hace casi cinco años escribí lo siguiente: “uno de los más perversos hechos del toledismo ha sido transformar el problema del magisterio en el de sus calificaciones para ejercer la profesión... pareciera querer decirse que los maestros están como están: mal pagados y sin derechos, debido a sus incompetencias. No que el Estado ha fallado en la formación profesional y en la capacitación del personal en ejercicio, y sobre todo que no ha dado opción, por los bajísimos ingresos y la obligación de tener dos o más empleos, para que estudien, trabajen sus clases y puedan hacer el seguimiento de los estudiantes...”

A pocos días de la evaluación magisterial alanista vuelvo a pensar lo mismo. El gobierno, la prensa, los partidos del sistema, están a la espera de confirmar “lo mal” que estamos en enseñanza, lo que se comprobó durante la primera mitad de los 2000, cuando el gobierno declaró el “decenio de la educación”, y lo que también hizo Fujimori antes de lanzarse a inaugurar un colegio diario, y lo que hizo el primer García, etc.

Basta pensar en lo que serán los titulares de los medios, al día siguiente de la evaluación, para comprender lo que se está buscando:

- Reprueban a maestros;

- Sutep protege la ignorancia;

- Miren en manos de quiénes están nuestros hijos;

Lo que se puede derivar de allí pueden ser medidas administrativas (despidos, reasignaciones, desplazamientos, etc.), medidas antisindicales y manipulación de los padres de familia. Adónde no lleva la evaluación es a responder las preguntas claves: ¿qué clase de profesionales y trabajadores debe formar la educación pública para el Perú del mañana?, ¿qué capacidades técnicas, que conocimientos de humanidades, qué sistema de valores se debe propugnar en la escuela?, ¿cuánto le costaría al país poder contar con una educación para el desarrollo?, ¿de dónde habría que financiarla?

Como no hay una idea de adónde llevar al país, y para las actuales actividades de punta: minería, petróleo, banca, gran comercio; bastan y sobran los egresados de la educación privada más exclusiva, hace mucho tiempo que no se sabe cuál es la función que le corresponde a las escuelas del Estado y eso está en íntima relación con el desinterés en invertir y el incumplimiento de los compromisos más solemnes de elevar el presupuesto educativo.

La educación masiva (que eso es la enseñanza pública) es disfuncional a una sociedad de múltiples exclusiones, de pobreza mayoritaria, de informalidad abrumadora, etc. Entonces ¿qué mejor idea que mostrar que los profesores no pasan las pruebas con las que examinan a nuestros niños? Para eso, al igual que a comienzos del toledismo, los editoriales y columnas insisten día y noche en una supuesta contradicción entre padres y profesores, que debe querer decir que los padres serían los aliados naturales de un Estado al que no cabe reclamarle nada respecto a un sistema que condena a los alumnos a un permanente rezagamiento.

Jalados los profesores, encontraremos los buenos que están allí por montones, dispuestos a hacerse cargo de las escuelas primaria-secundaria de la sierra con un solo maestro, a enseñar sin luz eléctrica, al aire libre, o en un local semiderruído, a dictar clases sin libros y cuadernos y actualizarse en las bibliotecas vacías que tenemos en casi todos los centro de educación estatal y todo por 600 soles mensuales, tal vez contratados y sin beneficios sociales, con inseguridad de cumplimiento en los pagos, que es hasta donde llegó la generosidad de Toledo que de cualquier forma se jacta de haber duplicado los salarios magisteriales, mientras que Alan ha prometido austeridad total para cinco años.

Además a los maestros “rescatables”, los vamos a capacitar con la potencia que el Estado peruano le pone siempre a estas cosas y las habilidades que el ministro Chang ha adquirido como negociante de la educación privada. Si todo está clarito.

Hacer la evaluación en diciembre, unos días antes de navidad, en plenos exámenes finales de los colegios o presentación de notas, en la época en que los profesores resienten más su condición de postergados del crecimiento económico, es un detalle carente de importancia cuando se trata de mostrar que Alan cumple las promesas que no hizo durante la campaña pero que le salieron del forro una tarde de inspiración, cuando dijo se evaluarán a los profesores antes de fin de año. Y el ministro ahora tiene que demostrar que esto es lo correcto y lo que cambiará la triste situación de la educación peruana.

¿Están hablando en serio?

18.12.06

1 comentario:

Leonardo Sanchez Coello - Conocer Ciencia dijo...

Hey!!!

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¡De nada!