martes, julio 18, 2006

El agua y el espíritu del TLC

Nos ha tomado demasiado tiempo quizás, descubrir que el sí o sí de Toledo no era torpeza simple de un mal negociador que se sienta frente al poderoso y le advierte que de todas maneras va a firmar. Alfredo Ferrero que al principio dijo que era un lapsus, luego ha correjido para asegurar que se trata de una manifestación de voluntad política que se expresa para enfatizar cuál es el propósito del gobierno. Y yo creo que tiene razón. Hay una voluntad de nunca decir no.

Todo el espíritu del TLC está impregnado de sí o sí. Y esto explica porqué cuando ha fracasado virtualmente la negociación económica, supuestamente "técnica", y el Perú decubre que ha cedido en montones de cosas, sin hacer retroceder la posición de Estados Unidos, el presidente diga "ahora vamos a la negociación política", que es un adelantado sí firmo, cualquiera sea lo que me pongan al frente.

El Perú de hoy, como todos sabemos, aún antes del TLC, una tierra del sí o sí. Se privatiza el agua sí o sí, como ya se vió en Tumbes en el mes de julio y se pretende continuar en Piura, Chiclayo, Trujillo y Huancayo. El TLC está sobre nosotros, con la aplicación por adelantado del mecanismo para eliminar los servicios de agua y saneamiento de cualquier posibilidad que el Estado haga una reserva sobre ellos. En adelante, si se suscribe el tratado, la privatización tumbesina por más pequeña que sea, será argumentada como prueba de la naturaleza mixta del sistema peruano, que sólo podrá evolucionar en el sentido de ser más privado y nunca hacia reforzar su carácter público.

Sí o sí, también se aplica a la concesión de puertos, a pesar de la batahola nacional sobre el absurdo que sería meterse a una mayor competencia comercial internacional sin puertos ni embarcaciones propias, pudiendo darse el caso además que los terminales peruanos concluyan en manos de la otra parte de los TLC (Estados Unidos, Chile), con plena ventaja para nuestros competidores.

Sí o sí, va también con los aeropuertos regionales, que se quieren conceder, a pesar de la pésima experiencia del Jorge Chávez, plagada de corrupción, abuso con los usuarios y burla a los compromisos, a cargo de LAP, que es uno de los postores de fuerza para llevarse las pistas de provincias.

Sí o sí, se cambia la producción del campo, reemplazando alimentos para la población nacional (papa, camote, maíz, etc.), por agroexportaciones, selectivizando el crédito, las semillas, la asistencia técnica a favor del que exporta y en contra del que nos alimenta.

Sí o sí, habrá minería en Huancabamba y Ayabaca, a pesar de la rebelión de 4 provincias campesinas. Y seguirán metiendo minas donde se desarrolla la agricultura orgánica que pretende ser limpia. Y donde hay campesinos pobres que deberían ser protegidos por elEstado, pero son dejados a su suerte para que les quiten sus tierras, su agua, y terminen con sus derechos atropellados. Y sí o sí, se seguirán dando concesiones, lotizando al país, como si se quisiera convertirlo en un gran hueco.

Sí o sí, se cambia la deuda gobierno-gobierno, que podría ser tratada políticamente, para una reducción o reaplicación de los fondos a programas de desarrollo, por bonos soberanos que no podrán nunca renegociarse, si tenemos futuros problemas de pago. Y se siguen haciendo con la intermediación de la amiga del J.P. Morgan, que recibe inmensas comisiones por los negocios con este y el anterior gobierno, y todos tapan sus tropelías que le están representando al país una demanda de pago por más de 300 millones de dólares.

Sí o sí, se toman nuevas deudas para el Estado con el fin de transferir el dinero a los privados "apara que inviertan", como en la privatización de Tumbes, donde la empresa ganadora no está obligada a ningún desembolso, y el gobierno asume el riesgo por el crédito abierto, o como en la financiación de la carretera interoceánica, que obliga al Estado por casi mil millones de dólares, pero entrega la carretera y los peajes a los constructores, que sólo amortizaran para la deuda en los ejercicios en que sus ingresos sean muy buenos y le permitan guardar utilidades y pagar al gobierno.

Sí o sí, está por todas partes. Nunca no. Si el BID y el Banco Mundial están condicionando sus créditos al gobierno y sus aportes a los municipios y gobiernos regionales, habrá que entregar las empresas de agua, sí o sí. Ese es el principio. Lo demás es como nos doran la píldora. Que la tarifa no tiene que ser mucho más alta, si hay donaciones y crédito para amortiguar el golpe. Que los que no tienen agua, no van a tenerla nunca con empresas públicas, así que hay que pedirle a los privados que hagan la tarea, los que a su vez van a pedir un subisidio del Estado para sostener esta inversión. El que supuestamente no tiene dinero, que lo onga. Sí o sí.

Que los riesgos de un monopolio abusivo se contrarrestan con una buena regulación. Seguramente como las que han regulado a Telefónica, las eléctricas, al aeropuerto Jorge Chávez y otros servicios privatizados, en todos los cuales los nuevos administradores han hecho lo que les dá la gana, con los reguladores como cómplices. En el agua, aún antes de privatizar, hemos tenido una reguladora privatista., que ha hecho todo lo que ha estado a su alcance para amarrar las manos de las gestiones públicas, bloquearle créditos, frenarles ingresos, prohibirles invertir, con el claro propósito de facilitar la concesión.

PPK, primer ministro es la consagración del sí o sí. Es más o menos como si Washington hubiera dicho: queremos un primer ministro nuestro para la fase final de la negociación. Y Toledo contestado: sí, siempre sí, tenemos a uno que tiene ciudadanía norteamericana. Y PPK quiere en un año rematar la agenda pendiente de Toledo, que son casi todas las contrarreformas pendientes. El cree que podrá hacerlo, con lo que está diciendo que se considera mucho más capaz que Toledo y que todos los premieres de este gobierno.

El problema no es si Toledo dice sí o sí, y si PPK está a su lado para que no se desdiga. El desafío es saber si el país será capaz de decirle no.


11.09.05

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